sábado, 8 de octubre de 2011

Protestas y desigualdad

Los movimientos de protesta y marchas en el mundo que aparecieron ya de manera más constante, incluso en Estados Unidos, dan cuenta de una desesperación de una parte de la sociedad que no encuentra respuestas.

La mayoría son jóvenes que están protestando en los principales centros de decisión económica y política. Todos se aglomeran por algo, pero no saben que la solución está en sus manos, además de en la llamada a protestar.

Por ejemplo, arman en Chile protestas para exigir educación gratuita, mientras en los resultados de la evaluación de la OCDE Chile tiene el mejor nivel de calidad educativa de América Latina. El Gobierno reprime a los manifestantes al no tener respuestas claras ni capacidad de encontrar una solución.

Para el caso norteamericano, las marchas se están dando en Nueva York, particularmente en el mercado de valores, pero ya se empiezan a mover a otros lugares, como Washington y algunas capitales. Lo hacen para levantar su voz sobre la falta de oportunidades de empleo y un mejor futuro ante la difícil recesión prolongada que aqueja al vecino país.

Estados Unidos tiene hoy 45 millones de pobres, cuando hace unos 10 años tenía sólo 30 millones. El problema financiero ha limitado la esperanza, las inversiones y el consumo.

Parece ser que el centro de la discusión y los responsables de tomar las decisiones para apoyar el desarrollo armónico de la sociedad no están presentes.

Para muchos, la desigualdad económica es un mal necesario. Las principales escuelas del pensamiento económico lo atribuyen a problemas de la eficiencia del mercado o a la falta de una congruente política educativa que ayude a todos a tener acceso a una educación de calidad y pertinente para la vida productiva.

La economía como ciencia social no tiene respuestas para combatir la desigualdad de manera eficiente. Habrá que buscarlas en otro sitio.

América Latina es uno de los lugares del mundo en donde se manifiesta de manera muy clara la desigualdad económica. De acuerdo al Banco Mundial, 10 de los 15 países con mayor desigualdad en el mundo se encuentran en América Latina, y solamente África muestra hoy mayor desigualdad.

Sin embargo, también en América Latina existe la mayor cantidad de economía informal, de acuerdo a la misma fuente.

Esta realidad atempera las presiones que están viviendo hoy los países desarrollados que no tienen la informalidad como opción de sobrevivencia por principios y por cultura.

Siempre se ha vinculado la desigualdad con el ingreso y el nivel educativo. Por ello en México y en los países de la región latinoamericana la falta de calidad educativa ha sido un factor determinante de la marcada desigualdad.

Hoy por ejemplo, México no produce ingenieros petroleros a pesar de que somos un país exportador de petróleo. Las universidades están enfocadas en la filosofía y el aprendizaje con textos y pizarrones cuando lo que se exige en el mercado son habilidades para producir y aplicar el conocimiento en soluciones útiles a la comunidad.

Los gobiernos son agencias de colocación de militantes políticos y la famosa profesionalización de la función pública es un mito en los estados y municipios.

Tampoco podemos olvidar, como ha quedado evidenciado en nuevos estudios sobre la evolución de la desigualdad, que dígase lo que se diga, la política tiene mucho qué ver con el nivel de desigualdad presente.

Por ejemplo, los esfuerzos por impulsar el crecimiento económico, la inflación y la apertura comercial han tenido y tienen un impacto enorme en la desigualdad económica.

Existe una relación directa entre aumento de desigualdad y aumento del desempleo en Europa y Estados Unidos. La inflación excesiva aumenta la desigualdad. Las devaluaciones también.

Así, todo parece indicar que el mejor mecanismo para disminuir la desigualdad social es tener crecimiento económico por encima de un 5 por ciento de manera sostenida. En todos los episodios en donde esto ha ocurrido en América Latina, se ha logrado bajar la desigualdad.

Por ello no se pueden tolerar errores económicos del Gobierno en la sociedad.

Junto a ello tenemos el gigante reto de mejorar la calidad educativa. De acuerdo a la Coalición Ciudadana por la Educación, para mejorar el desempeño académico de los más de 38 millones de alumnos en el sistema escolar se tiene que mejorar el nivel socioeconómico de la población, la infraestructura educativa y eliminar las relaciones corruptas e inequitativas que el propio sistema escolar en México padece.

Más que protestar debemos atender la desigualdad facilitando en todo lo que sea posible el crecimiento económico, mejorar la calidad educativa con resultados medibles y aumentar la capacidad de impartir justicia. Junto a ello, incrementar el capital social de la sociedad que sea benéfico y subsidiario con el que menos tiene.

Vidal Garza Cantú
vidalgarza@yahoo.com
 
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Para reducir la desigualdad, la pobreza es imprescindible el crecimiento económico. Por eso son urgentes, necesarias, las reformas estructurales. La reforma laboral, la energética, la educativa, la fiscal, la política, etc. Sin un cambio en las reglas del juego, no habrá más crecimiento económico y no habrá forma de reducir la pobreza.
 
AMEPI, AC.

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