sábado, 13 de agosto de 2011

Vivir sin crecer

Para tener más empleo, inversión y aumento en el consumo, necesitamos encontrar la siguiente gran innovación. Si no, nos tendremos
que acostumbrar al estancamiento.Hoy, la realidad económica del mundo está dominada por dudas, confusión, incertidumbre y poco liderazgo. Las bolsas se sacuden por anuncios de calificadoras de riesgo, convertidas hoy en voces de la conciencia económica.

Paradójicamente bajar la calificación de deuda de un país ha provocado que millones de dólares del mundo compren más de su menguada deuda.
Es imposible encontrar una sola razón de la crisis financiera que hoy tiene su epicentro en los países más ricos y desarrollados del mundo. Sin embargo, hay una constante: el sobreendeudamiento originado por una política fiscal no apta para los cambios demográficos, económicos y sociales que estos países están viviendo.
Takeo Hoshi, economista japonés de la Universidad de California en San Diego, sostiene que el bajo dinamismo económico que vive Japón, y que se perfila para ser la regla para los Estados Unidos y otros países, se originó en una política del Gobierno que privilegió empresas medianas en Japón amenazadas con cerrar en el momento más crítico de la depresión en los 90.

Los subsidios permitieron existir a estas empresas, pero también las hicieron débiles al desarrollo, a la innovación y al crecimiento expansivo. Los empleos que daban bajo la protección del apoyo gubernamental eran empleos de pocas habilidades y conocimientos. Con esto Japón en 20 años perdió una oportunidad para generar espacios de innovación y crecimiento.

Esto nos lleva a reflexionar los conceptos de libre mercado y del Estado de bienestar. El sistema de libre mercado premia a los eficientes y castiga a los que no lo son. Cualquier esfuerzo que un Gobierno realice en sostener vía subsidios a productores o sectores ineficientes merma la competitividad del País en su conjunto, ya que los recursos se asignan a actividades menos productivas, dejando de utilizarse en acciones de mayor valor agregado. El problema con el libre mercado es que existen fallas, como lo son los monopolios naturales y de Estado, que generan ineficiencias en la economía. Por otro lado, el concepto de Estado de bienestar guiado por principios contables y no económicos que suponen beneficios sociales para una población que año con año vive más se enferma más y aporta menos al Estado benefactor para su sostenimiento.
Así, los gobiernos han dirigido sus economías gastando más y evitando aumentar la recaudación por miopías electorales de corto plazo, perdiendo la eficiencia económica. Lamentablemente en México no aprendemos de los errores ajenos. Los gobiernos estatales y locales acceden con singular alegría al endeudamiento excesivo.

El potaje para un desastre por venir. Así, el sector financiero se ha enfocado en prestarle a pocos, pero muy redituables clientes: los gobiernos. Éstos son usuarios cómodos para los bancos pues garantizan sus créditos con sus ingresos presentes y futuros. Esto es el centro del problema actualmente, porque las descalificaciones de deuda cuestionan los ingresos futuros. Y si un país suspende pagos, la interconexión de bancos hará que otros países se contagien, como le pasa a Europa.
La crisis financiera de 2009 obligó al Gobierno a rescatar bancos en Estados Unidos. Estos bancos son los mismos que para salir del rescate le prestaron al Gobierno y el círculo de la cofradía se cierra. Así, los consumidores, empresas y familias tendrán que esperar al crédito accesible, provocando que la actividad real económica se posponga.

No hay interés en invertir si los bancos prestan caro. No hay interés en consumir si la tasa de la tarjeta bancaria está en las nubes. La economía real espera y el crecimiento económico se reduce y es esto lo que hoy vivimos. Estados Unidos ha padecido en los últimos 100 años repetidas crisis económicas y financieras.

Curiosamente las ha sabido resolver con tres ingredientes: guerras, innovación e inflación. No hablemos de guerras, pero la inflación ha sido utilizada para estimular la capacidad ociosa y aumentar la demanda de bienes en casi todo el siglo pasado.

La innovación ha sido el motor fundamental del crecimiento económico de los Estados Unidos. Los desarrollos tecnológicos siempre crean nuevos mercados, ampliando la producción y el deseo del mundo de comprar los nuevos inventos. A pesar de todo, hoy Estados Unidos sigue siendo el principal creador de patentes en el mundo. Tanto la teoría como la evidencia demuestran que la solución a este equilibrio perverso de bajo crecimiento con inestabilidad financiera tiene que venir de la innovación de las personas, las empresas, pero no vendrá del Gobierno.
Si lo que queremos es más empleo, mayor inversión y aumento en el consumo, necesitamos encontrar la siguiente gran innovación. Se prevé que vendrá de las energías renovables, de alimentos funcionales, de las telecomunicaciones, del análisis de la información para tomar mejores decisiones. Mientras éstas no lleguen pronto, vayámonos acostumbrando a vivir sin crecer.

 
Vidal Garza Cantú
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Hay quienes dicen que la crisis actual se debe al colapso de sistema de libre mercado. Sin embargo eso es falso. Lo que está colapsando son los gobiernos con sus deudas, muchas de ellas usadas para financiar programas populistas, siguiendo el modelo Keynesiano de gastar más de lo que se tiene dizque para impulsar la economía.
 
La teoría Keynesiana propone un Estado fuerte que gaste mucho para incentivar la economía. El gasto gubernamental si puede detonar el crecimiento económico pero sólo bajo ciertas condiciones. Primero que nada debe ser de corta duración, no puede un gobierno tener déficits por siempre como los han tenido la mayoría de los países de primer mundo. Y segundo, la población económicamente activa debe ser lo suficientemente grande para solventar con sus impuestos ese elevado gasto. Las poblaciones de Japón y Europa son cada vez más viejas, y tienen sistemas de pensiones y programas sociales que cada vez les cuestan más porque su población vive más y se enferma  más. Estados Unidos no tiene una población tan envejecida gracias a que ha recibido mucha inmigración, pero tiene un enorme gasto por sus guerras, su aparato militar.
 
No es el sistema de libre mercado que ha fallado. Son los gobiernos populistas que han gastado como si nunca hubiese que pagar las deudas. No hay lonche gratis.
 
AMEPI, AC

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