sábado, 30 de junio de 2012

Sin pretextos, a votar

La demostración más importante de mañana no la harán los políticos. No la harán los partidos políticos, ni los militantes de estos partidos que han dejado de creer en México para convertirse en mercenarios a sueldo actual o futuro que solamente piensan en ganar la elección sin importar nada más.

La demostración más importante del domingo la tenemos que dar los ciudadanos.

La tenemos que hacer los mexicanos. Primero votando y luego respetando los resultados de la elección.

Más de 84 millones de ciudadanos inscritos en el padrón electoral tienen la posibilidad de decidir mañana el escenario de gobierno que quieren. Rechazo total a quien no tenga el dedo teñido con tinta indeleble el lunes. No se puede aspirar a ser un ciudadano en México si no se ejerce el derecho y la responsabilidad más elemental, votar, como requisito fundamental.

Vale la pena recordarlo, no se vota por una persona. Se vota por la manera en que el Gobierno tomará decisiones en los próximos años. La estructura de las elecciones obliga a pensar que votamos por una persona o un partido.

Sin embargo, mañana votamos por la forma en que esos políticos se comportarán gobernando, cómo formarán alianzas y cómo decidirán por nosotros.

Yo tengo más de 15 años de ver cómo los partidos políticos y sus seguidores destruyen la forma de tomar decisiones en este país. Engaños, promesas incumplidas, mentiras: los partidos y sus políticos se acomodan a conveniencia.

Sin embargo, como mexicanos, exigimos que se pongan de acuerdo.

Tres intentos de reforma por permitir la reelección de legisladores y Alcaldes y candidaturas ciudadanas fallidos. Desde el 2000 más de cuatro intentos de reformas hacendarias que permitirían tener más responsabilidades fiscales a los gobiernos evitando que se endeuden como locos, así como un sistema impositivo más justo para los ciudadanos que sí pagamos impuestos. Un número similar de reformas electorales que privilegiaron a los partidos en vez de a los ciudadanos.

Todas terminaron en intentos incompletos y le aseguro, doble contra sencillo, que la electoral será una reforma del 2013, pase lo que pase mañana.

La razón la conocemos de sobra y permite mostrar cómo el egoísmo supera la colaboración y cómo la manipulación de corto plazo secuestra el interés futuro del País.

Luchar por tener un Gobierno eficiente, efectivo y delgado no debería ser un tema de discusión política. Es un tema de elemental necesidad. Entre más grande sea el Gobierno, más inepta es su sociedad. China no tiene un Gobierno más grande en términos de su PIB que muchos europeos hoy.

No podemos como ciudadanos seguir cargando con gobiernos estatales y municipales superados ante su incapacidad de gobernar eficientemente y su irresponsabilidad para endeudarse y financiar su ineptitud.

En la última década, a excepción de Tlaxcala, todos los gobiernos estatales y sus respectivos municipios de ciudades grandes se han desbordado en sus finanzas públicas. Han gastado mucho más de lo que los ciudadanos les han provisto. Han hecho obras de infraestructura caras, llenas de corrupción para atender las facturas de quienes los apoyaron para llegar al poder o simplemente para seguir robando. Se han creado, como en nuestro Estado, redes de compadrazgos entre constructoras favoritas, empresas fantasmas que producen candidatos con enriquecimientos inexplicables y mediocridad en las obras públicas y programas sociales.

La industria del tráfico de influencias y favores ha cobrado una severa factura en la capacidad de los gobiernos de servirnos con eficiencia.

Mañana tenemos la oportunidad de declararnos en contra de las ineptitudes del Gobierno, en contra del tráfico de influencias, de la corrupción y del robo de las arcas municipales.

Mañana tenemos la oportunidad de reconocer que los políticos son nuestros servidores, que deben ser profesionales, que deben pagar una fianza altísima por los posibles yerros que puedan realizar en el ejercicio del gobierno.

Mañana debemos votar exigiendo que el Gobierno funcione mejor, que ejerza su liderazgo para seguir avanzando en los temas que a todos nos benefician y que tome decisiones efectivas.

Nuestro sistema político tiene enormes deficiencias, no permitamos que los incentivos de malas campañas, propuestas de gobiernos infantiles e irreales, candidatos con honestidad cuestionable, arruinen la libertad y el derecho a votar que tenemos. Destruyamos la abstención.

La tendencia de votación para mañana indica que seremos poco más de 48 millones de votantes, ojalá me equivoque y seamos más, pero si esto sucede, el próximo Presidente de México lo será por minoría de poco más de 17 millones de votos.

Esto es menos del 20 por ciento de los ciudadanos mexicanos.

El 2 de julio, quien gane tiene que abrazar la reconciliación como su primera estrategia y convencer al resto de los mexicanos que no votaron por él o ella que todos somos México y que necesitamos de todos para construir un mejor país decidiendo con eficiencia y honestidad.
 
Vidal Garza Cantú
vidalgarza@yahoo.com

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